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María Isabel Novillo

Born in 1954 in Caracas, of a Spanish family.  Lives in Mérida, in the Andes, studying and writing. Books include: Poemas perregrinos, 2004;  Memorias del caballero de la isla, 2008. In her first book of poems Metálica Virtud (1992) she uses the images of the ancient art of alchemy to explore, in poems with many levels of symbolism, necessary dissolution and the possibility of going beyond it.

English Translation

CALCINATO

Se está poniendo oscuro.

                            Afuera
la lluvia de esta tarde
se crispa contra el cerro
con el color de una llama de alcohol.

No quiero que aparezcan otros rostros,
otra voz que me salve.
Aquí trago sal gruesa.  Vino rancio.
No hago volar el águila.
Con plumón de mi ala, mato al cisne.
No he regado la higuera, y me quedé dormida
debajo de la acacia.

Y perdí la humildad.
                                    Quizás - también -
las llaves del Jardín.
Y no sé si la arena vuelve a piedra
ni seca del ojal, la flor, a los metales.

                                    Llueve más de este lado.

Voy a encender las lámparas
y dejarlas.        Que ardan.

Que se consuma todo.
                                  Todo.

Hasta el aceite de tu nombre.

 

 

CEREMONIA

Juntábamos nuestros rostros
no para sentir nuestros alientos,
sino al sesgo, para hacer uno
el compás de la sangre
de nuestras sienes:

                          Tres veces tres.
                          Y el noveno latido
cerraba el Templo al mundo.

Y tú, con maestría,
me tocabas los hombros:
                            el derecho
                                        el izquierdo,
y casi ni sentía el peso de la frente.

                          Y caer hacia atrás
                          hacia un lecho de muerte
del que sólo me salva
la fuerza de tus piernas
                                      en las mías.

NI CON EL NI SOBRE EL

Siempre necesité escudos:

Tres gotas de tintura de amatista
bajo la lengua
para darme valor.
Hierbas secas
sobre una placa de estaño,
para el asma.
Y agua de greda sobre las quemaduras.

                        Ahora, ron.

Y el único amatista
es el cerco de mis ojos,
que ven subir el humo del último cigarro
a un cielo de neón
dejando un tenue aroma
a tabaco

                 y mentira.

de El caballero de la isla

 

El alma del jinete
y su caballo son una sola cosa.

                        Caballo Rubí: vivir la vida
                        Caballo Azul: comprender la vida
                        Caballo Blanco: trascender la vida

Cabalga los versos
como cruza los remos
- con esa gracia -
el uno sobre el otro,
bonito sobre bonito, natural.

La corona de sus crines en la distancia.

                        El esplendor
de la danza en los trigales.

Comunión.

Salmo de Amanecer
cruzando las laderas azul-plata
de los laureles.

Los ojos de gacela. Joya húmeda.

Las eras y la siega del heno en la montaña
- aire tan dulce, tibio como la caridad -

El tono ambar y púrpura de la tarde.

Tardes de Octubre y de Noviembre,
cuando los reinos altos
sustentan el ánima del mundo
y a los que ven el cielo, recostados
entre las espigas de yaraguá.

Certidumbre del bien.

Confianza así, pura, entre dos seres:
                                                como un cuenco tibio de avena
                                                sobre un arcón de ciprés.

                                                Ofrecido, simple
                                                                               Así


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